El Palenque “El Indio de Tenderí”, se ubicaba en Nindirí, 26 kilómetros al Sur de la capital de Nicaragua, actualmente el sitio fue demolido.


El ámbito en donde se desarrollan las peleas, está cargado de posiciones encontradas. Por un lado, quienes se consideran protectores de animales condenan esta práctica al verla como un acto brutal que lastima y estresa al ave. En el otro bando, los galleros ven en sus animales un atleta, que conlleva una existencia de cuidados constantes acompañados de un cariño que deja huella si su peleador muere. Esta manera de pensar incluso a traspasado generaciones cuando se observa a niños junto al ruedo, como acompañantes fieles de su padre o algún familiar, o sencillamente los mueve la curiosidad al observar una conjugación de gestos cargados de adrenalina que se mueven entre la congoja de perder y la alegría de ganar orgullo y dinero. Porque obviando cualquier criterio sobre lo bueno y lo malo, la realidad es que alrededor de este escenario se derivan una cantidad de modos de subsistencia que tienen un principio desde la cría de los gallos, su alimentación, el entreno previo a la pelea, los accesorios que se fabrican para ellos, las apuestas y cómo se vive con estas ganancias cuando las hay.


En el Palenque nicaragüense las apuestas oscilan entre las 500 y 1500 córdobas aproximadamente (entre 25 y 80 USD). El encargado de recoger el dinero es Jóse, quien también cumple el papel de juez encargado de velar con que se cumpla el reglamento de éstas. Por ejemplo, tomar el tiempo de la pelea y revisar las navajas de cada gallo (aquí se juegan a “3 líneas”, o sea una navaja de tamaño reducido) que se debe de colocar en la pata izquierda con unabotana. Además debe de lidiar con las impertinencias de más de un gallero inconforme con los resultados, aunque el veredicto sea definitivo al ver al gallo echado con la pechuga y el pico en el suelo.


El dueño del gallo es consciente de que las posibilidades de vida de su animal son relativas, por eso, cuando ya se encuentra muy herido, recurre al emplumaje (arrancar una pluma del gallo y meterla por el pico para descongestionar la presa de sangre en la garganta) o bien, introducir la cabeza de este en su boca para succionar la sangre que no lo deja ver. Al final el gallero puede decidir sobre la vida del emplumado parando antes de tiempo la pelea, o respetar el hecho de que le ganó uno más capaz, pues es un mundo de riesgos, siempre hay alguien mejor…o peor

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